Ya son muchas las ocasiones en las que os he hablado del cerebro y de que es el órgano más potente que existe en el universo, lo cual nos hace mucho más inteligentes que al resto de seres vivos.
Pero a veces, este magnifico y potente cerebro juega en nuestra contra.
¿Alguna vez has visto a un gato preocupado?
Claro que no.
Los gatos (y el resto de animales) no se preocupan, no piensan en lo que les ha pasado o en lo que les puede llegar a pasar,
VIVEN EN EL PRESENTE.
Esto es algo que les hace la vida mucho más fácil y les evita toneladas de estrés.
Toneladas que el ser humano carga sobre sus espaldas. Toda esa preocupación que no tiene el gato, la tenemos nosotros.
Pensamos en lo que nos ha pasado, lo recreamos, pensamos que nos va a volver a pasar o estamos pensando en la reunión de dentro de tres días, en la discusión que vas a tener con tu pareja al llegar a casa o en que a lo mejor, algo va a ir mal en el trabajo.
¿Te das cuenta? Nos pasamos todo el día pensando en algo que nos ha pasado o en algo que puede pasar.
¿Qué nos genera esto?
Intranquilidad, miedo, anticipación, preocupación, inseguridad, estado de alerta, angustia…
Estas emociones asociadas al pasado o al futuro son fuente continua de estrés.
Si, ese estrés que es tan importante para la supervivencia del gato y que se activa sólo en ocasiones de amenaza (si un coche le va a atropellar, si se va a pelear con otro gato…) nosotros, los seres humanos, lo tenemos activado todo el tiempo.
Piensa que eres ese gato, una vez pasada la amenaza, digamos una pelea con otro gato. ¿Crees que está pensando lo que podría haber pasado si el otro gato hubiese sido más fuerte, o si en lugar de arañarle en el lomo le hubiera arañado en la cara o que quizás vuelva en un futuro?
Que va, ese gato en el momento que la amenaza ha pasado va a volver a su estado normal; a dormir, a comer y a reproducirse.
Este querido gatito ha activado su respuesta de estrés cuando tenía que hacerlo y después la ha apagado y ha seguido con su vida.
YA SE OCUPARÁ DE LA SIGUIENTE AMENAZA CUANDO LLEGUE.
Es una pena este cerebro nuestro que hace que le demos tantas vueltas a todo, te suena ese
Y SI…
Dos palabras que podemos asociar tanto al pasado como al futuro y que son las encargadas de desatar la respuesta del estrés. Encendiendo una parte muy pequeña de nuestro cerebro que se llama Amígdala y esta, a su vez, enciende el resto del Sistema Nervioso Simpático para empezar a reaccionar contra esa amenaza.
Pero ese Y SI… no es una amenaza real, es algo que estamos imaginando.
Al igual que tenemos la capacidad de imaginar o recrear experiencias negativas y que desencadenan la respuesta de estrés también tenemos la capacidad de pensar en cosas positivas y agradables o de simplemente vivir y centrarnos en el presente, en lo que esta pasando en este momento y al igual que el gato, cuando llegue el siguiente problema ya nos OCUPAREMOS.
Está claro que no vamos a cambiar nuestra forma de pensar y actuar de un día para otro, más que nada porque llevamos años haciéndolo así. Ahora llega el momento de volver a entrenar y educar a tu cerebro en estos pensamientos positivos y en estar presentes.
Como Quiropráctica te animo a que visites a tu quiropráctico ¿por qué?
Porque está demostrado que los ajustes de la columna vertebral nos ayudan a adaptarnos mejor y a resetear nuestro cerebro permitiéndonos reaccionar mejor al estrés y ayudándonos a apagar esa señal de alarma cuando ya no la necesitamos.
Nos ayuda a ser un poco más gatitos.
PD: Si quieres saber cómo la quiropráctica puede ayudarte a ti en especial no dudes en ponerte en contacto con nosotros.