A veces me sigue sorprendiendo todas las cosas que desconocemos del cuerpo y sobre todo de nuestro propio cerebro. Nos enseñan poco sobre él y su importancia, de todas las funciones que tiene y de lo que es capaz y si queremos saber más, como en muchos otros campos, debemos investigarlos por nuestra cuenta.
El último libro que estoy leyendo se llama Deja de Ser Tú, de Joe Dispenza y habla de como podemos cambiar nuestra forma de ser y de actuar a través de la meditación y la observación, todo basado en estudios científicos de cómo funciona el cerebro humano.
No os voy a contar todo el libro pero si una sección que me ha gustado mucho y que para mí, ha tenido todo el sentido cuando la leía, esta trata de los diferentes tipos de ondas cerebrales y del estado en el que entramos con cada una de ellas.
Y sí, las células de nuestro cerebro generan campos electroquímicos cuando se activan que son las que se miden cuando nos hacen un electroencefalograma mostrándonos la actividad eléctrica del cerebro.
Hay diferentes tipos de ondas según su frecuencia. Pasamos por todas ellas a lo largo de nuestra vida, sobre todo a lo largo de la infancia y adolescencia hasta que llegamos a la edad adulta y, muchas veces nos bloqueamos en una de ellas.
Estos son los tipos de ondas, de menos actividad cerebral a más:
✔️Delta: Estamos en esta frecuencia cuando nacemos y hasta los dos años de edad. También es la frecuencia que tenemos cuando estamos en sueño profundo.
✔️Zeta: De los dos a los 5-6 años. Los niños a esta edad están en trance, viven en su mundo interior, en su imaginación. Los adultos entramos en este estado al despertar, cuando aún estamos medio dormidos.
✔️Alfa: De los 5 a los 8 años es cuando empezamos a crear esa mente analítica, tienen un pie en cada mundo. Los adultos podemos bajar nuestra frecuencia hasta las ondas alfa cuando nos relajamos, por ejemplo al cerrar los ojos. ¿Sabías que el 80% del estímulo sensorial que recibimos viene por la vista? Al cerrar los ojos estamos reduciendo la información que llega al Sistema Nervioso y por lo tanto, la frecuencia de vibración de las células baja. Entramos en un ligero estado de meditación, ya no estamos tan centrados en el mundo exterior sino que entramos en el subconsciente, en el mundo interior.
✔️ Beta: De 8 a 12 años, estamos en esta frecuencia cuando pensamos, leemos o analizamos. Todos los estímulos sensoriales que recibimos activan la neocorteza que ahora necesita comprenderlos y para ello se necesita una gran actividad cerebral y por lo tanto una gran cantidad de energía. Pasamos la mayor parte del día en este estado y lo que se ha detectado es que, cuando estamos centrados en el mundo exterior podemos llegar a tener tres frecuencias beta diferentes:
- Baja: Atención relajada; estamos atentos pero sin estar alerta.
- Media: Estamos concentrados en algo, como al aprender o hacer un examen.
- Alta: Se observa en situaciones que nos generan estrés. Mantener esta vibración tan alta durante mucho tiempo hace que el cerebro funciones con «demasiada concentración».
En Beta Alta la mente está demasiado excitada y el cuerpo demasiado estimulado para funcionar bien.
✔️Gama: Es la frecuencia más rápida y, si son coherentes, nos llevan a estados de conciencia elevados como la felicidad, la gratitud o una mayor atención que nos ayuda a la formación de recuerdos.
Ahora que ya conoces las diferentes frecuencias en las que se mueve el cerebro humano, ¿en cual dirías que pasas la mayor parte del tiempo?
Ya te lo digo yo, ¡en Beta alta!
La ansiedad, la preocupación, la ira, el dolor, el sufrimiento, la frustración, el miedo e incluso la competitividad producen frecuencias beta de alto rango.
Cuando llevamos mucho tiempo en esta frecuencia el cerebro pierde su equilibrio natural y comienza a gastar mucha más energía además, es la frecuencia de onda más reactiva, irregular e inestable de todas y cuando se perpetúa en el tiempo, el cerebro se ve obligado a funcionar más allá de sus limites saludables.
Y sí, la mayoría de la población pasa la mayor parte del tiempo en beta alta, sufrimos insomnio, síndrome de fatiga crónica, depresión, ansiedad, queremos poder con todo, nos aferramos al dolor para sentirnos impotentes…
Ya he hablado muchas otras veces de lo importante que es el cerebro para un buen funcionamiento general del organismo ya que es el que regula, coordina y controla todas sus funciones, sí TODAS. Por lo tanto, si tenemos un cerebro desequilibrado, gastando mucha energía y trabajando más allá de sus posibilidades vamos a tener un cuerpo que no está funcionando bien.
Bajar tu frecuencia depende de ti, relájate, cierra los ojos, mantén un estilo de vida saludable, acude al quiropráctico, haz ejercicio… Parece mucho trabajo pero al final tu salud depende de como funciona tu cerebro y esta debería ser tu prioridad.